Seminario y Taller de escritura Urcola, Juan Pablo
19 de agosto 2008
Texto
_ Ginzburg, Carlo. Indicios. Raíces de un paradigma de inferencias indiciales.
Notas
Como plantea Morelli en su método, de nada sirve detenerse en lo que más llama la atención de cualquier obre de arte para determinar el verdadero autor de la misma, sino que hay que prestar atención a los minuciosos detalles a los que, al igual que un detective, se debe considerar de gran importancia para llegar a un fin concreto. Creo que pasa lo mismo con la escritura. Por años, así como Morelli, grandes escritores han reemplazado sus nombres por seudónimos, así como también muchos quisieron copiar a los ya consagrados maestros de la escritura pero nunca con éxito. No digo que esté mal, de alguna forma es así como se aprende, se adquiere experiencia y conocimiento sobre el campo de la escritura. En muchas ocasiones los escritores “copiones” van modificando sus herramientas y van creando sus propias huellas, su propia identidad y su sello de pertenencia. Una vez logrado ya no necesitan seguir copiando de sus colegas antecesores, ya poseen las suyas propias. Claro está que no se puede considerar como sinónimos la palabra copiar de la de plagio. El plagio es delito, es deshonroso, mutila cualquier virtud que posea el que se dedica a ello, atenta contra la moral y la capacidad creativa que poseemos como seres humanos. El plagio es barato pero por lo general se paga muy caro. Copiar ,en cambio, es más que nada basarse en algo ya conocido y legitimado para crear algo similar pero no del todo igual. Es una de las herramientas más importantes de nuestra enseñanza: la maestra escribe, nosotros copiamos; nuestros padres nos enseñan buenos modales, nosotros los copiamos. Como es sabido, biológicamente cada individuo es similar pero no igual al otro. Cada uno adquiere caracteres genéticos personales. Propios y únicos. Son esos indicios particulares que nos permiten compartir con los demás las grandes diferencias que nos unen. En la escritura pasa lo mismo. Escritores de todo el mundo. Que se dedican a géneros distintos, que poseen características físicas, sociales e intelectuales diferentes entre si y que cada cual presenta en sus escritos sus propios indicios , están unidos por la capacidad adquirida de escribir y así poder compartir con los demás sus obras literarias. En cada una de ellas se destacan minuciosas particularidades que las hacen únicas y verdaderas.
19 de agosto 2008
Texto
_ Ginzburg, Carlo. Indicios. Raíces de un paradigma de inferencias indiciales.
Notas
Como plantea Morelli en su método, de nada sirve detenerse en lo que más llama la atención de cualquier obre de arte para determinar el verdadero autor de la misma, sino que hay que prestar atención a los minuciosos detalles a los que, al igual que un detective, se debe considerar de gran importancia para llegar a un fin concreto. Creo que pasa lo mismo con la escritura. Por años, así como Morelli, grandes escritores han reemplazado sus nombres por seudónimos, así como también muchos quisieron copiar a los ya consagrados maestros de la escritura pero nunca con éxito. No digo que esté mal, de alguna forma es así como se aprende, se adquiere experiencia y conocimiento sobre el campo de la escritura. En muchas ocasiones los escritores “copiones” van modificando sus herramientas y van creando sus propias huellas, su propia identidad y su sello de pertenencia. Una vez logrado ya no necesitan seguir copiando de sus colegas antecesores, ya poseen las suyas propias. Claro está que no se puede considerar como sinónimos la palabra copiar de la de plagio. El plagio es delito, es deshonroso, mutila cualquier virtud que posea el que se dedica a ello, atenta contra la moral y la capacidad creativa que poseemos como seres humanos. El plagio es barato pero por lo general se paga muy caro. Copiar ,en cambio, es más que nada basarse en algo ya conocido y legitimado para crear algo similar pero no del todo igual. Es una de las herramientas más importantes de nuestra enseñanza: la maestra escribe, nosotros copiamos; nuestros padres nos enseñan buenos modales, nosotros los copiamos. Como es sabido, biológicamente cada individuo es similar pero no igual al otro. Cada uno adquiere caracteres genéticos personales. Propios y únicos. Son esos indicios particulares que nos permiten compartir con los demás las grandes diferencias que nos unen. En la escritura pasa lo mismo. Escritores de todo el mundo. Que se dedican a géneros distintos, que poseen características físicas, sociales e intelectuales diferentes entre si y que cada cual presenta en sus escritos sus propios indicios , están unidos por la capacidad adquirida de escribir y así poder compartir con los demás sus obras literarias. En cada una de ellas se destacan minuciosas particularidades que las hacen únicas y verdaderas.
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