lunes, 15 de diciembre de 2008

Diario de escritor sobre el ensayo de Vilém Flusser


en primer lugar plantea una de las cuestiones fundamentales que uno se hace a la hora de ponerse a escribir. Es cierto que de esa decisión depende todo el trabajo y el grado de compromiso que se verá reflejado en cualquier producción literaria.
El estilo académico resulta un poco dificultoso si uno no atiende a cuestiones de conocimiento previo, pero en este tipo de estilo se elimina lo más vivaz y dinámico de la escritura. Estas dos últimas cuestiones, según Flusser, se lograrían si se eligiera un estilo propio.
Creo que en un ensayo, debe haber algo de los dos estilos, pero otorgándole mas prioridad al propio. Es decir, que no pierda ese toque de dinamismo y compromiso pero que a su vez todo lo que se escriba pueda estar argumentado y fundamentado en conocimientos sólidos.


Diario de escritor sobre el ensayo “Colección de arena” de Italo Calvino

Me da la sensación de que uno puede llegar a escribir de cualquier cosa y que por ende no existen temas, por más rebuscados que parezcan, de los que no se pueda hablar.
En este caso los frasquitos de arena parecerían ser insignificantes, todos iguales, pero en verdad detrás de cada uno se oculta una historia, un momento único, un lugar geográfico, una experiencia de vida, un viaje, y tantas otras cosas que no imaginamos.
Este relato es el mejor ejemplo de que no existen excusas a la hora de ponerse a escribir y que de algo tan pequeño puede salir una gran obra literaria. La clave está en nuestras manos y en la decisión que tomemos al momento de construir, alrededor de un tema determinado, un escrito. Es



importante , para esto, buscar los elementos lingüísticos adecuados para poder transformar en “diamante” un pedazo de barro. A un escritor todo le es posible, siempre y cuando, sepa ordenar sus ideas, decidir el tema y la forma y estilo que le dará y tendrá tu escrito.
A un escritor: ¿todo le es posible?


Diario de escritor sobre “Qué nuevo era el Nuevo Mundo” de Italo Calvino

Creo que este ensayo me atrapó desde el primer momento en que lo empecé a leer. Las ideas y planteos que describe son muy buenos, lógicos y a su vez muy actuales.
Nosotros, los seres humanos, somos ansiosos por naturaleza. Queremos conocer más allá de donde llegan nuestros ojos, obtener cosas inalcanzables y saber cosas que no sabemos. Un claro ejemplo de esto son los científicos que dedican su vida al estudio del espacio. Ellos, a partir de lo conocido, crean una serie de ideas de cómo han de ser otros mundos, otros planetas lejanos o cómo ha de ser la vida en otras galaxias. No lo saben con certeza, pero basándose en lo que ya conocen, pueden especular y predecir todos estos interrogantes.
Calvino plantea algo muy parecido. Cuando los españoles llegan al “nuevo mundo” se asombran de que las cosas no fueran tal cual las habían pensado. La cultura y la sociedad medieval, había construido a lo largo de loa siglos, una serie de idea, hipótesis y planteos que no concordaban con lo que ahora estaba frente a sus ojos. Es a partir de allí, donde al no encontrar esas diferencias que pretendían conseguir en el nuevo mundo, se pone en juego la virtud que todos poseemos de la observación para encontrarlas: ¿Cómo hacer para que, en esa época, estos civilizados europeos puedan ampliar sus limitadas formas de observar y puedan descubrir que el nuevo mundo era muy similar a su propio mundo?
Calvino presenta en su ensayo antecedentes históricos, formas de ver lo nuevo, a su vez también presenta la lenta pero satisfactoria evolución que a


transformado los modos de ver y observar. Estos nuevos modos ya no se limitan ante lo conocido o desconocido, sino que van más allá de lo esperado.


Diario de escritor sobre el ensayo “Persistente Desaliento” de John Berger

Cuando empecé a leer el texto me dio la sensación de que estaba frente a una nota de un corresponsal de guerra o algo por el estilo. Pero la visión de Berger se agudizó cuando empezó a plantear los distintos tipos de escombros que se amontonan por doquier en esa tierra tan castigada por las bombas y las peleas entre pueblos, que de alguna manera, comparten parentela. Porque israelitas y palestinos son hermanastros; proceden de un mismo padre, Abraham, pero también es cierto que la rivalidad entre ambos descendientes del patriarca bíblico, viene dándose desde sus orígenes.
Los escombros están por todas partes, no han sitios donde no los haya. La vida allí se construye entre escombros de edificios, de identidad, de palabras. Y aunque todos los ojos están puestos en medio oriente, nadie hace nada y las acciones concretas de organismos internacionales parecen no existir. “las palabras son menores que los hechos”, dice Berger, y he aquí donde esto se refleja con una oscura claridad. Me pregunto: ¿cómo será vivir en un país donde autopistas y caminos pueden ser usados por algunos pero estrictamente prohibidos para otros?, ¿cómo será vivir en un país donde sé que mi vecino es mi hermano pero por vivir en la vereda de enfrente lo tengo que odiar con todas mis fuerzas?, ¿cuál será la sensación de vivir como extranjero en mi propia tierra?
Nación, país, identidad religiosa, cultura, costumbres, odio, profecías, palabras que se encuentran en un espiral sin fin y que nunca se llegan a unir, a igualar, ni a comprender.



Diario de escritor sobre “El traje y la fotografía” de John Berger

La posición de la mirada y la lente de la cámara fotográfica permiten a Sander transformar sus retratos en los más destacados de su época, pero: ¿por qué? Según Berger, porque supo reflejar la vida y la condición de vida de cada uno de sus retratados construyendo los indicios de una vida pasada, pero que guarda una estrecha relación con la forma de ver y de observar en el presente.
Las apariencias de moda que utiliza una persona para vestirse dice mucho de cómo esa persona es. Su estado de ánimo, su intelecto, su entorno, incluso su posición social se puede reflejar tan sólo como una persona se vista.
Berger describe cada una de las fotos más significativas de las obras de Sander y analiza lo que esas imágenes nos quieren decir, quizás sea oportuno afirmar aquí que “una imagen dice más que mil palabras”. Pero, por otro lado, las imágenes se construyen de palabras, por ende: ¿qué sería de las imágenes sino existieran las palabras adecuadas para describirlas?
Cual detective Berger deduce la relación de las apariencias de los hombres que posan en las fotos con lo que hay detrás o por debajo de esas ropas. ¿El hombre se viste para tapar sus defectos o para resaltar sus virtudes?


Diario de escritor sobre “Fotografías de la agonía” de John Berger

He descubierto que a lo que Berger apunta en sus textos, es a ver y analizar más allá de una situación, un hecho o una fotografía. Él indaga sobre el trasfondo de todas estas cosas y no se queda con lo superficial. Le interesa más lo que para otros no es importante o que pasa desapercibido. Es un excelente ensayista y analista, sabe describir como nadie los hechos pasados e ir construyendo con ellos los hechos del presente y los de un próximo futuro. Tiene una forma muy clara de escribir que permite ir aprendiendo a medida que uno va leyendo.


En este ensayo la opinión personal y profesional, así como el compromiso con lo que escribe se reflejan claramente. La pregunta central es: ¿cuál es el efecto que provocan las sangrientas y violentas fotografías que publican los diarios? Quizás sea ese un efecto inmediato ante la seducción que los diarios utilizan para hacer crecer el consumo: la transformación de la información como mercancía mediante la seductora representación de las tragedias propias y ajenas.
























Reflexión final de la materia



Desde sus inicios hasta su final esta materia me permitió descubrir que la escritura es uno de los placeres más satisfactorios de la vida. Es un espacio donde uno puede ser muy grande por más pequeño que sea, porque la escritura no tiene fronteras y sus límites no conocen fin. Con la escritura uno se expresa libremente y eso facilita creer que podemos, confiar en que nosotros sabemos y descubrir que podemos alcanzar nuevos conocimientos.
Por su parte, cada uno de los géneros literario que fuimos trabajando, cumplieron el rol de transportarme y convertirme, por momentos, en un destacado entrevistador, en un muy buen cuentista, en un excelente cronista y en un gran ensayista.
Claro que mis obras distan de igualarse a la de los grandes autores que tuvimos la oportunidad de leer en la cursada pero no pierdo las esperanzas. Un día ellos, de alguna manera y quizás bajo otras circunstancias, tuvieron que haber empezado a escribir como yo lo hice en este taller.
Creo que es una de las materias de la carrera que nos incitan a no quedarnos con los bazos cruzamos, a poner manos a la obra y a desarrollar la virtud de comunicarnos mediante la escritura al máximo.
Fue muy buena la experiencia de haber cursado esta materia. Quizás en un futuro no muy lejano, en una redacción, en una editorial de algún diario o en mis propias obras literarias pueda plasmar todos los conocimiento adquiridos que pude aprender a lo largo de este cuatrimestre. Las despedidas son tristes pero todo tiene un límite y un final. La escritura no.

1 comentario:

fortunato dijo...

Como decis en tu ultimo parrafo :"la escrritura no ".La escritura nunca terminara,siempre habra un motivo para escribir. Algo de valor que contar ,aunque las experiencias en si mismas puedan haber resultado negativas,el escritor y su pluma permaneceran.FELICITACIONES ! Eres un iniciado,pasastes por el ritual...